A los
testigos de Jehová no les resultan desconocidas las consecuencias de mentir a
los hijos con ciertos mitos. De hecho se atreven a lanzar campañas cuando se
acercan ciertas fechas de relevancia social en las que se aprovechan ciertos
mitos utilizados tradicionalmente para hacer más felices a los niños y utilizar
estos para hacer leva de nuevos miembros y acopio de donaciones entre los que
se quedan las publicaciones elaboradas para tal fin.
Los niños saben construir historias inventadas a partir de escuetos bosquejos mentales en los que se recrean historias épicas. Ayudados de muñecos y vídeo juegos, van generando su historia. De modo que los niños tienen experiencia en vivir en un mundo de ensueño lleno de fantasía.
En
ocasiones estas fantasías resultan de la activación de ciertos mecanismos que
utiliza la mente para protegerse de traumas o shock mentales. No es extraño que
algunos niños tengan un amigo imaginario.
Pero
a pesar de que los niños sepan o no reponerse de estas fantasías, la Watchtower
ha querido poner de manifiesto los peligros de no “decir la verdad” a los niños
sobre los mitos navideños.
Sería
bueno recordar como la “Organización” Watchtower se ha comparado a "una
madre amorosa"(1), que
quiere lo mejor para sus hijos espirituales. Es por eso que sería bueno hacer
una comparación de los consejos que nos viene a dar esta “madre” bondadosa en
relación a los mitos navideños y los ya constatados como "mitos de los
testigos de Jehová”, como aquellos que enseñaron que la generación de los que
primero, serian personas con uso de razón, después los que aun siendo niños sus
vidas se vieran marcadas por los acontecimientos de 1914 y finalmente como se
les escurría la fecha, los nacidos en 1914. Como a pesar de todo la fecha
siguió escurriéndose, ahora se habla del traslape. Estos que son parte de la
generación de 1914 verían durante sus vidas la instauración del reino mesiánico
de Cristo de forma literal en la tierra, destruyendo a todos los mentirosos y
falsos entre otros.
Hay
que decir que cada de uno de estos pasos ha resultado ser una mentira, y
después se elaboró otra mentira para tapar la primera. De este modo se han
concatenado una serie de mentiras que siguen haciendo cadena de enganche con la
que se mantiene atado al mito a los testigos de Jehová.
No
debemos olvidar que la relación de la “madre organización” con sus hijos
espirituales se debe a la “CONFIANZA” que los “hijos” espirituales le ha dado
en base a estas enseñanzas que no permanecen en el tiempo. Siempre hay que
andar haciendo nuevas mentiras para tapar los fallos de las anteriores.
Sin
embargo en una familia tradicional hay otras cosas que unen y hacen que la
confianza sea recuperada, como es el hecho de haber visto como los padres
siguen cuidando de las necesidades materiales y emocionales de sus hijos y al
tiempo apropiado reconocen cualquier invención que fue utilizada para hacerles
felices con regalos y acentuar la alegría de esos momentos. Siendo esto con motivos altruistas hacia los hijos.
Con
la “madre organización”, no podemos decir lo mismo, pues las mentiras hacen que
esta siga obteniendo o cosechando los beneficios de grandes recaudos en las
asambleas y congregaciones locales. Esta “madre organización” no ha reconocido
nunca las mentiras, sino que sigue tapándolas con otras nuevas. Se puede observar los motivos egoístas en contraposición con los motivos que los padres tienen en las costumbres navideñas hacia sus hijos. Siendo estos la permanencia de su poder sobre sus adeptos además de las regalías obtenidas en las alcancías de la secta.
Leamos
ahora el consejo dado por la Watchtower con relación a los mitos navideños y
ejerza su capacidad de crítica en la comparación con lo que usted ya sabe sobre
los mitos navideños y los que vez tras vez le predican en su puerta, o en los que quizá crea todavía si es testigo de Jehová.
*** g93 22/11 págs. 3-4 La
Navidad: ¿cuesta más de lo que a usted le parece? ***
El
mito de Santa Claus: ¿abuso de confianza?
“No creo
que Dios exista”, dijo a su madre un niño de 7 años llamado John. Un
artículo publicado en el periódico The
World Herald explica por qué
llegó el niño a esa conclusión: “Al parecer, John
se había enterado aquel mismo día de que Santa Claus no era un ser real.
Quizás tampoco lo era Dios, y eso fue lo que le dijo a su madre”. A sus
25 años, rememorando aquella desilusión, John comentó: “A mi modo de ver,
el que los padres digan a sus hijos que Santa Claus es real probablemente sea
un abuso de confianza”.
¿Cómo
tratar esta delicada situación? Los pediatras no se ponen de acuerdo. Uno
de ellos animó a los padres a decir la verdad a sus hijos a los
6 ó 7 años de edad, pues, según él, “si los padres persisten en
perpetuar el mito, se puede
perjudicar la psique de los niños”.
En el
libro Why Kids Lie—How Parents
Can Encourage Truthfulness (Por
qué mienten los niños. Cómo
pueden los padres fomentar la verdad), el Dr. Paul Ekman dice: “Todo
parece indicar que ustedes los padres ejercen una gran influencia en sus hijos
en lo que respecta a actitudes, creencias y comportamientos sociales, como son
la mentira y el engaño”. Y añade: “Cuando
se traiciona la confianza con una mentira, puede que las relaciones
no vuelvan a ser las mismas. Es difícil recuperar la confianza después que
se ha perdido; a veces
no se logra nunca”. Si así es, ¿por qué perpetuar el engaño respecto a los
regalos que se dan en estas fiestas?
Una
investigadora del comportamiento infantil afirmó: “Creo que traumatiza más a
los niños el que sus padres les mientan y engañen, que descubrir que Santa
Claus no existe”. La Dra. Judith A. Boss, profesora de
Filosofía, dice: “La intención de los adultos [...] es engañar
deliberadamente a los niños en cuanto a la naturaleza de Santa
Claus. [...] Al decirles que Santa Claus es un ser humano real, no estimulamos su imaginación,
simplemente les mentimos”.
Si
usted es padre o madre, tiene una inmensa tarea en sus manos: criar hijos
cariñosos y felices en un mundo en el que desde tierna edad aprenden que
no se puede confiar en la gente. “No hables con extraños.”
“No creas todo lo que dicen los anuncios de televisión.” “Diles que mamá
no está en casa.” ¿Cómo sabe un niño en quién confiar? El libro How to Help Your Child Grow Up (Cómo ayudar a su hijo a madurar)
dice: “Los niños tienen que aprender cuanto antes la importancia y la belleza
de la honradez, del valor y de las relaciones honorables con otros; y es en el
hogar donde se originan estas cualidades”.
Por
supuesto, no hay ninguna familia perfecta. Sin embargo, a fin de
identificar las características de las familias fuertes, la autora Dolores
Curran pidió a 551 especialistas en temas familiares que aislaran las
cualidades más importantes. Los resultados de su investigación, publicados en
el libro Traits of a Healthy
Family (Características de
una familia sana), analizan las quince cualidades principales aisladas por los
expertos. La número 4 es “un
sentido de confianza”. “En la familia saludable —dice— se reconoce que la
confianza es una posesión preciosa, que se desarrolla con esmero y se va
cultivando a medida que tanto los hijos como los padres avanzan juntos por las
diversas etapas de la vida familiar.”
Los
padres hacen bien en preguntarse: “¿merece la pena perpetuar el mito de Santa
Claus a costa de perder la confianza que mi hijo tiene en mí?”. Es difícil
recuperar la confianza. ¿Hay algún otro precio oculto que pagar por la Navidad?
Llegando
a este punto, no extraña que tantos que se han dado cuenta de todas las
mentiras de la Watchtower hayan perdido toda confianza en esta madre postiza,
que con frecuencia, se ha metido en medio de las relaciones familiares basadas
en la sangre, llegando a sacar totalmente a algunos de sus miembros de sus
contextos familiares y culturales. Produciendo de este modo heridas de difícil
reparación.
Referencias:
Referencias:
(1) ***
w06 1/4 pág. 24 párr. 14 ‘Vayan y hagan discípulos, bautizándolos’ ***
14 La
segunda pregunta también les recuerda a los candidatos el deber que tienen de
cooperar con la organización que el espíritu de Jehová dirige. No estamos solos
en nuestro servicio a Dios y precisamos la ayuda, el apoyo y el ánimo de “toda
la asociación de hermanos” (1 Pedro 2:17; 1 Corintios 12:12, 13). La
organización de Dios desempeña un papel decisivo en nuestro crecimiento
espiritual. Esta suministra un caudal de publicaciones bíblicas para que
aumentemos en conocimiento exacto, actuemos sabiamente ante las dificultades y
desarrollemos una relación estrecha con Dios. Como una madre que vela por que su hijo esté bien alimentado y
atendido, “el esclavo fiel y discreto” proporciona para nuestro adelantamiento
una abundancia de alimento espiritual al tiempo oportuno (Mateo
24:45-47; 1 Tesalonicenses 2:7, 8).